Alberto Fernández fue el encargado de cerrar los festejos por la asunción del nuevo gobierno con un discurso en frente a una multitud en Plaza de Mayo. El Presidente ponderó la unidad del peronismo y aseguró que se vivió "una jornada única. Es una noche espléndida donde podemos hablar junto a Cristina de todo lo que está por venir", dijo.

 Uno de los ejes de su discurso volvió a ser la Justicia. "Quiero que todos me ayuden a que pongamos en la Argentina un sistema judicial que no nos avergüence, que deje de ser usado para perseguir a los opositores, que usa la prisión preventiva para amedrentar los opositores", sostuvo el primer mandatario y agregó que "se terminaron los operadores judiciales, que se los prestan entre los jueces, y los linchamientos mediáticos que todos los días soportamos".

 Esas palabras iban en sintonía con su discurso formal en el Congreso en donde informó que en los próximos días enviará al Poder Legislativo un conjunto de leyes para reformar el sistema federal de Justicia.

 En tono con una militancia cercana a Cristina Kirchner, Alberto apeló a varios momentos del relato kirchnerista. En esa línea, contó que "el día que me crucé con Néstor tuve una alegría adicional que le voy a agradecer a la vida eternamente, ese día me crucé con Cristina. En realidad, por la locura de la Argentina, alguna vez nos distanciamos y nos reencontramos sabiendo que no había diferencias centrales entre nosotros, que nos habíamos distanciado por formas, y esa distancia solo favoreció para que este espacio se divida y que volvieran a ganar los que siempre ponen obstáculos para que la Argentina se desarrolle, los mismos que aparecen en escena para endeudarnos, privilegiar a sus amigos, dejar con hambre a las familias".

En ese momento, la gente comenzó a insultar al ahora ex presidente Mauricio Macri. Entonces el Presidente buscó calmarlos y respondió: "No, todo eso ya pasó. Hoy, en esta plaza estoy Cristina, estoy yo, estamos todos unidos, decididos a poner a la Argentina de pie. Al pasado más reciente, simplemente recordémoslo. Tengamos memoria, nosotros aprendimos que con nuestra división ellos se hacen fuertes. Por eso nunca más vamos a dividirnos".

 "Al pasado de aquí en más lo recordemos para no repetirlo, porque el tiempo que se inicia es un tiempo distinto", insistió el Presidente, al tiempo que sostuvo que "lo importante es que en esta plaza estoy yo, está Cristina, unidos para poner a la Argentina de pie. Aprendimos que con nuestra división ellos se hacen fuertes. Por eso nunca más vamos a dividirnos".

 Fernández señaló que el peronismo es "un movimiento político que nació para ser solidario con el prójimo. Los que hoy la están pasando mal, los que se quedaron sin trabajo, los que cayeron en la pobreza, los chicos que no pueden ir al colegio, ellos serán los únicos privilegiados en la Argentina que hoy se inicia".

"Vamos a ser la mejor epopeya: vamos a unir nuestro esfuerzo para que nunca más falte un plato de comida. Saber que hay un argentino pasando hambre es algo que debe avergonzarnos", indicó. Entonces los acordes de "Ji ji Ji", el clásico de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota comenzaron a sonar como epílogo de los festejos.

Cristina Fernández habló minutos antes que el Presidente. Al dirigirse a Alberto Fernández dijo que "la lealtad entre un político y un pueblo es a dos puntas: los pueblos no son zonzos: conciben la lealtad con aquellos que lo representan".

"Confíe en su pueblo, ellos no traicionan, solo piden que los defiendan y los representen. No se preocupe por las tapas de un diario, preocúpese por llegar al corazón de los argentinos y ellos siempre van a estar con usted", dijo.

Antes había segurado que durante los cuatro años de macrismo "se buscó que desapareciéramos a través de la humillación".

 Además, recordó su último discurso como presidenta el 9 de diciembre, y aseguró que el período de Mauricio Macri como presidente "fueron cuatro años muy duros para quienes fueron objetos de persecución, de quienes se buscó que literalmente despareciéramos como seres humanos a través de la humillación. Sin embargo, pese a todo eso hoy estamos aquí".

Al recordar su intervención el 9 de diciembre de 2015, antes que termine su mandato, la vicepresidenta evocó que "aquella noche les dije que aquellos años que habíamos compartido desde 2003, no había habido magia, que no era magia lo que habíamos vivido, era una Argentina de la solidaridad, donde nos importaba lo que le pasaba al de al lado aunque nosotros estuviéramos bien".

"Estos cuatro años sé que han sido muy duros: trabajo, salario, pobreza, el hambre que tanto desvela hoy a quien es nuestro Presidente y que debería desvelar a todos los argentinos bien nacidos", indicó