domingo 16 de junio de 2024 - Edición Nº2356
Gaceta Fueguina » Nacionales » 10 jul 2018

Voto electrónico

Cuando está en juego la democracia

"La “cajita feliz” no contribuyó en las últimas elecciones. Lo cierto es que la incorporación de tecnología al proceso electoral despierta detractores y adeptos por igual, la mesa de trabajo se pone picante y lo que está en juego es la democracia en sí misma."


Luz Scarpati para El Rompehielos

Aunque la reforma política que se discute en el parlamento fueguino contempla una variedad de proyectos, la iniciativa que se lleva todo el protagonismo es la que busca implementar herramientas tecnológicas al proceso electoral. Con muchas posiciones encontradas y en un escenario nacional en el que la medida no prosperó, diferentes especialistas en la materia estuvieron disertando en Tierra del Fuego AIAS.


En ese marco, Gonzalo Arias, politólogo de la Universidad de Belgrano, lanzó algunos interrogantes que sirven para orientar este debate. La pregunta clave es: ¿Qué funciona mal de nuestro sistema electoral que nos lleva a pensar en la necesidad de incorporar nuevas tecnologías?


Partimos diciendo que hay algo que está mal, porque el voto en blanco ha ido creciendo con el tiempo a tal punto que, en las últimas elecciones provinciales, fue la fuerza más votada para el estamento a legisladores. Las tres fuerzas que hoy ocupan las bancas en la Cámara Legislativa recibieron -en conjunto- el 30% de los votos, lo que despierta algunas dudas sobre la legitimidad democrática, independientemente de la solidez jurídica o la transparencia del proceso electoral vigente. Y no podemos decir que hubieron pocos candidatos, ya que se presentaron más de 20 listas, lo que evidencia que una oferta electoral sobredimensionada no garantiza una composición legislativa plural y diversa; hoy tenemos un parlamento atomizado, dominado por tres partidos hegemónicos en la Provincia.


Ahora, ¿podemos adjudicar este hecho a la “cajita feliz” que se implementó en las elecciones de 2015 como método para organizar la oferta en el cuarto oscuro? Para encontrar una respuesta, podríamos comparar los resultados de las elecciones de ese mismo año en el estamento de diputados. Los votos en blanco para legisladores provinciales fueron de 22,5%, mientras que para el estamento a diputados nacionales alcanzaron el 15%. Si bien ambos porcentajes son significativos, habría que comparar el sistema de cada uno para ver qué fue lo que cambió.


Cada vez hay mayor presión por “conocer los resultados electorales en el menor tiempo posible”, argumentó Arias y recordó las suspicacias que se levantaron con las demoras en las entregas de actas en las elecciones nacionales. En Tierra del Fuego AIAS, las demoras están vinculadas a la complejidad del escrutinio y no a la distancias de las urnas del centro de cómputos. Aunque tal vez en esta etapa, como observa el informe de factibilidad que realizó el CONICET, se podría implementar el scanner de las actas, por tratarse del momento menos crítico del proceso electoral.


Todos los que expusieron sobre el tema concluyeron en que cualquier tipo de modificación que se introduzca al proceso electoral debe garantizar la universalidad y el secretismo del sufragio, incluso el propio proyecto de ley lo garantiza en uno de sus artículos. En lo que no se pueden poner de acuerdo es que en la práctica efectivamente lo haga. Y acá entra en juego la variable de la percepción: “Hay que ser y parecer”. Aunque la introducción de herramientas informáticas garanticen al cien por cien la seguridad y el secretismo del voto, si el electorado no tiene la absoluta certeza de de que eso es real, su voto puede ser influenciado, y todo el proceso democrático se cae. Y con la democracia no se juega. Nunca.


El politólogo Leandro Querido sostuvo durante el encuentro que “la implementación de la boleta única electrónica, emite todos los documentos y por lo tanto ya no hay transcripción”, lo que impediría que alguna mano negra pudiera alterar los resultados. Cierto. ¿Cierto? Con tanta fuga de datos es difícil afirmar esto taxativamente.


Otro argumento que se escucha seguido es que “el mundo tiende a la informatización”. Sin dudas. Pero no en todos los ámbitos. Sobre este punto, Beatriz Busaniche, titular de la Fundación Vía Libre, expuso que “muchos países que valoran su sistema político y democrático han dado marcha atrás”, y puntualizó en que “de los 20 países que encabezan el ranking de desarrollo humano de las Naciones Unidas, sólo uno utiliza algún sistema de voto electrónico y sólo con el 35% de su padrón electoral, que es EEUU”. Finalmente, relató que en Holanda y Alemania se usó el voto electrónico durante varios años y ambos volvieron al sistema de boleta única en papel.

Si bien en Alemania el sistema no contemplaba el respaldo en papel, la solución de los alemanes no fue incorporarlo, sino volver a las elecciones de la vieja escuela. Y se agrega otro dato a quienes dicen cosas como “si yo puedo pagar mis cuentas por home backing, por qué no voy a poder votar con un sistema similar”. Más allá de explicar que elegir a quiénes les vamos a delegar el poder político suena mucho más serio que pagar la factura de gas, también hay que recordar que son dos sistemas informáticos que garantizan diametralmente lo opuesto: el primero busca la certeza de la identidad de quién está usando el sistema, el otro busca el secreto absoluto de esa identidad.


Es real que estamos atravesando una crisis de representatividad que nos lleva a preguntarnos cómo profundizar el sistema democrático para garantizar la representación de la voluntad popular. Es cierto también que la “cajita feliz” no contribuyó en las últimas elecciones. Lo cierto es que la incorporación de tecnología al proceso electoral despierta detractores y adeptos por igual, la mesa de trabajo se pone picante y lo que está en juego es la democracia en sí misma.

 

 

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias

VIDEOS